lunes, 31 de mayo de 2010

Maquillaje





- Delia, ¡recuerda que hoy traen la alfombra del salón!-, dijo en voz alta, monótona y con cara de fastidio mientras terminaba de arreglarse las pestañas.

Por el pasillo escuchó los pasitos de su hijo que se le acercaban. Tomó aire y lo exhaló conscientemente lento.

- ¿Mamá?

- Dime mi niño precioso…-, le respondió sin soltar el pintalabios.

- Te quiero mucho…-, y sonrió inocentemente.

- Yo también te quiero mucho-, le contestó la madre mientras giraba lentamente la cabeza, se miraba en el espejo y forzaba una sonrisa.

Llevaba puesto el vestido con lunares negros que se le ceñía al cuerpo y le restaba años.

- Papá también te quiere mucho…

- Sí, hijo, tú y yo sabemos que es así -dijo con fastidio- ¿te lo comentó al despedirse?

- No, ahora mismo mamá… y dice que te perdona...

- Pero..., ¿que dice qué?-, dirigiéndole una mirada incrédula, tenuemente asustada.

Bruscamente todo lo cotidiano se sumergió en un silencio.

- Que te perdona mamá…

En algún instante de esa eternidad Delia entró a la habitación con la cara desencajada, los ojos bien abiertos y el mensaje que terminó por doblegarla.

- Señora, llaman del hospital. ¡Dicen que el señor tuvo un accidente grave y que vaya ahora!


7 comentarios:

Alís dijo...

Me temo que por mucho que le haya llegado el perdón, ahora la culpa la acompañará para siempre...

Besitos

Von Rudy dijo...

Puede que la culpa la supere, si es que hay alguna.Pero lo que le resta es el hijo...Besos

Antonio Misas dijo...

Hola Rudy,

Yo voy viendo la escena, el maquillaje, el espejo y las caras que pone, veo al niño, la conversación con el niño en la que descubres que los dos adultos no tienen una buena relación, el padre ha hablado ya con el niño después del accidente, posiblemente en su último momento de lucidez y consciente de la gravedad, el mensaje sorprende a la madre. El niño es pequeño, su reacción es inocente, él no es consciente de la gravedad de asunto.
Ella reacciona con incredulidad pues no lo llega a entender.
Delía le da la noticia y refleja la verdadera gravedad del asunto.

Nos podemos imaginar desde una educación que nos viene dada, una educación judeocristiana (perdonanos señor nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden) aunque el perdón de él no la liberará de la culpa de ella, ya no, ahora no hay maquillaje que le salve de la culpa.
No se si me he perdido algo, así lo leo y esa es la sensación que me deja, a la conclusión que llego. A una muerte inoportuna que nos cierra las puertas de una reconciliación y nos otorga todo el peso de la culpa con el imperativo vital de que el perdón vino dado por un ser inocente, por un hijo de los dos, y que ella jamás podrá olvidar.
Muy crudo, muy duro, me gusta mucho como lo has escrito.

Abrazos

Von Rudy dijo...

Antonio
Agradezco de corazon tus comentarios y sobretodo el tiempo que te has tomado para analizar esta historia.
Lo que quería insinuar con la escena del maquillaje era un engaño amoroso por parte de la mujer: la mujer se prepara, se acicala para salir mientras el marido, ausente en cuerpo y probablemente alma, reaparece en los labios del hijo en común para decirle que le perdona. Una suerte de fantasma que, antes de morir y a traves del hijo, manifiesta su perdon ante la "falta".
Claro está que este perdón tambien podría ser la última "putada", y perdona la expresión, que este hombre comete con su mujer.
No lo tengo claro...
Un abrazo y gracias de nuevo.

Anónimo dijo...

Es la primera vez que paso por aquí, me ha gustado lo que he leído. Volveré.
Saludos

ÁFRICA dijo...

Hola es el primer día que paso y me encuentro esa mujer segura de si misma ante el espejo, llevando el vestido que se ajusta a la cintura para parecer mas joven, y la mirada de un niño aterrado, por la noticia que él sabe.
Un saludo

Von Rudy dijo...

Anamorgana:
Gracias por pasar y gracias de antemano por seguir - de vez en cuando- visitando mi blog. Eso da ánimo.

África:
Bien! Me alegra que hayas captado la sencillez de la historia pero lo terrorífico que puede llegar a ser. Es lo que quería plasmar en palabras. Gracias por darte el tiempo de leerme.